PREMIOS PLANETA 1952-1954. En la Noche no hay Caminos , Una Casa con Goteras , Pequeño Teatro .

Nuevo

Referencia: 8432025313

7,62 €

Descripción


  • En la noche no hay caminos

    Los personajes de En la noche no hay caminos se nos hacen vivos, reales a fuerza de quererlos así y no de otro modo. Juan José Mira «no ha visto» a sus figuras en la vida real, actuando después de fotógrafo más o menos hábil; ha hecho bastante más: las «ha creado», y con ellas, un mundo novelístico en donde sus existencias se concatenan con rara habilidad para hacer del libro un ámbito apasionante en donde vida y naturaleza cobran honda significación humana.Andrés Lozano, el protagonista de En la noche no hay caminos, vive en un mundo normal, equilibrado. Especiales circunstancias de su vida le impelen a lo que considera su máximo deber: sacrificarse por su familia. Pero estalla nuestra guerra y en el Madrid rojo y revuelto, sus allegados no saben mantenerse a la altura que exigen las circunstancias y caen vergonzosamente. Ante la súbita revelación, el mundo de Andrés Lozano se derrumba y, acuciado por oscura ansia vindicativa, abandona a los suyos. Pasan los años. Andrés vive en Barcelona convertido en uno de esos equívocos personajes que pueblan el mundillo de la nueva picaresca surgida en la posguerra. Vuelve a encontrarse con los suyos, fantasmas de un pasado ya muerto, cree él. Pero al final, un final lógico e imprevisto, hondamente patético, la vida dicta su expiación. Sí, tenía razón su amigo Castro, el entrañable camarada que murió en la guerra, cuando le dijo: «Cállate de una vez. Tienes alma de tenedor de libros. Pero en la vida no hay Debe ni Haber, porque lo debes todo».



  • Una casa con goteras

    Es Una casa con goteras una novela optimista. En una época en que las circunstancias de la vida casi inclinan al pesimismo, en unos tiempos en que lo que se ha dado a llamar tremendismo estraga las más puras aficiones estéticas, bienvenida sea una aportación que logre hacernos sonreír. La literatura recreativa debe ser sosiego para el espíritu, y en tal sentido puede considerarse esta novela un interesante hallazgo.Sobre todo, la figura de Sebastián Viladegut, dinámica y honda bajo una apariencia frívola, resalta plenamente dotada de humanidad. Junto a la levedad de sus maneras, la nota sentimental matiza satisfactoriamente el tono de la narración.Escrita con soltura, agudeza y agilidad, y dotada de léxico abundante y adecuado, seguramente Una casa con goteras merecerá del público, juez inapelable, la misma favorable acogida con que la distinguieron los que estimaron esta novela como merecedora del Premio Planeta 1953



  • Pequeño teatro

    Teatro de títeres: humildes muñecos movidos por la destreza de un anciano bondadoso... Pero seres humanos también, seres humanos que palpitan y bullen en la ciudad, dejando al descubierto sus propias miserias, sus inclinaciones, sus torpes sentimientos, sus mezquindades, sus odios, sus reacciones... En torno a un adolescente desamparado se agitan las pasiones de seres cuyas ruindades –fantochadas, hipocresía, ambición, crueldad, sueños engañosos– adquieren, a lo largo de la narración y por la lograda delimitación de los personajes, caracteres de símbolos, aunque sin perder en ningún momento su condición humana. Un hálito poético, como corresponde a la fina sensibilidad de la autora, anima todas las páginas de esta apasionante novela, galardonada con el Premio Planeta 1954.
  • Ana María Matute